Una nueva investigación realizada en Kyrgyzstán apunta a que la EPOC es más habitual en personas que viven en zonas de altitud elevada.
Parece ser que el aire «puro» de las montañas no es siempre tan bueno para los pulmones como se cree. Según los nuevos hallazgos de este estudio, se producen más casos de EPOC en las zonas rurales de Kyrgyzstán de altitud elevada que en las de altitud baja.
Los autores del estudio insinúan que esto se debe a la contaminación del aire en el interior de las viviendas generada por los fogones de las cocinas y las estufas.
Investigadores del hospital universitario de la Universidad de Leiden (LUMC) y del hospital universitario de la Universidad de Groninga (UMCG), junto con compañeros de Kyrgyzstán, realizaron pruebas funcionales respiratorias a 199 residentes en zonas de Kyrgyzstán de altitud elevada y a 193 residentes en zonas de altitud baja.
Los resultados mostraron más casos de EPOC en el grupo de personas residentes en zonas de altitud elevada: 36,7 % frente a 10,4 %. El estudio analiza asimismo la concentración de partículas en el aire, la cual es un indicador de la pureza del mismo. Según el estudio, las concentraciones en las montañas eran, como mínimo, 11 veces superiores a la concentración máxima diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además se observó una relación inequívoca entre la concentración de partículas en el aire del interior de las viviendas y la incidencia de la EPOC, incluso tomando en consideración otros factores de riesgo como la edad o el tabaquismo. Las condiciones ambientales de las zonas de altitud elevada son el motivo de las altas concentraciones. El frío intenso del invierno, con temperaturas de hasta -20 °C, hace que sus habitantes no abran tanto las ventanas y las puertas de sus casas y ventilen menos, a la vez que queman más combustible para cocinar y calentarse. Los habitantes de las zonas altas usan la biomasa —procedente, principalmente, de los excrementos de las ovejas que crían— como combustible para cocinar y calentarse, lo que genera gran cantidad de humo.
Otro factor de riesgo importante para la EPOC es la elevada altitud en sí misma, ya sea porque influye en el desarrollo de los pulmones, o debido a factores no mensurables, como puede ser la diferencia en el nivel socioeconómico existente entre las zonas altas y bajas.
«Nuestra investigación pone de manifiesto la importancia de medidas preventivas relativas a la contaminación del aire en el interior de las viviendas, especialmente en las zonas rurales montañosas. Concienciar acerca de los riesgos de quemar biomasa y ofrecer alternativas, tales como hornos y fogones con combustibles limpios, pueden ser pasos importantes», explica Evelyn Brakema, estudiante de doctorado de la LUMC.
Los resultados se discutieron con el Ministerio de Sanidad kirguís y han contribuido a la decisión del Banco Mundial de distribuir decenas de miles de cocinas con combustible limpio en ese país.
El estudio fue financiado por Healthy Lungs for Life. Asimismo, los resultados del estudio han servido para emprender el proyecto de investigación FRESHAIR, financiado por Horizon2020 y que cuenta con la colaboración de la European Lung Foundation.
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