Diagnóstico del asma en adultos: Comprensión de las directrices profesionales

Una prueba de espirometría consiste en soplar en un dispositivo llamado espirómetro. Durante la prueba, el paciente debe exhalar todo el aire que pueda tan fuerte como pueda. Entonces, el espirómetro mide dos valores: cuánto aire puede soplarse en total y cuánto aire se sopla en el primer segundo de la prueba. Estas dos mediciones se comparan con un cuadro para examinar qué es normal para esa persona en función del sexo y la edad. En el sitio web de la ELF, hay disponible más información para comprender los resultados de una prueba de espirometría: https://europeanlung.org/en/information-hub/factsheets/testing-your-lungs-spirometry/.

Las pruebas de espirometría deben ser la primera prueba que se realice cuando se sospecha que una persona tiene asma. Si los resultados sugieren que una persona tiene asma, el siguiente paso para confirmar el diagnóstico es realizar la prueba broncodilatadora de reversibilidad (PBD), que se describe más adelante. Si los resultados son normales pero los síntomas del paciente siguen indicando que padece asma, pueden realizarse las otras pruebas que se detallan más abajo para confirmar o descartar esta enfermedad.

Si la prueba de espirometría sugiere que el paciente tiene asma, para confirmar el diagnóstico, el siguiente paso sería realizar la prueba broncodilatadora de reversibilidad (PBD). La PBD consiste en tomar una pequeña cantidad de medicamento para el asma, conocida como medicamento de alivio, para ayudar a abrir las vías respiratorias. El medicamento de alivio se usa para proporcionar un alivio rápido cuando los síntomas aparecen. Este medicamento relaja las vías respiratorias para facilitar la respiración.

Entre 10 y 15 minutos tras haber administrado el medicamento, vuelve a realizarse una prueba de espirometría para ver si hay un cambio en las vías respiratorias. Si el paciente respira mejor esta vez, el medicamento ha funcionado y ha impedido que las vías respiratorias se estrechen. Por lo tanto, es probable que el paciente tenga asma.

Si tanto la prueba de espirometría como la PBD sugieren que el paciente tiene asma, estos resultados pueden confirmar un diagnóstico.

La prueba de FeNO consiste en respirar en una máquina que mide lo que exhala el paciente. Examina una parte del aire exhalado llamada óxido nítrico. Un nivel alto de óxido nítrico sugiere que hay hinchazón (inflamación) en los pulmones. Sin embargo, las vías respiratorias también pueden experimentar una inflamación no relacionada con el asma. Por ejemplo, esto puede suceder cuando una persona padece rinitis alérgica o eczema, pero no asma.

Por estas razones, los resultados de esta prueba no deben utilizarse por sí solos para confirmar o descartar un diagnóstico de asma. En cambio, los resultados deben utilizarse junto con las dos pruebas descritas anteriormente y examinando los síntomas del paciente. Si todas estas pruebas indican que hay asma, entonces puede darse un diagnóstico.

Esta prueba conocida como prueba de flujo máximo examina con cuánta rapidez puede respirar una persona. En la prueba se emplea un dispositivo manual y puede realizarse en la consulta de un médico o en casa. A veces, los profesionales sanitarios pedirán al paciente que lleve un registro de sus mediciones de flujo máximo en casa durante varias semanas.

Esto no proporciona resultados inmediatos de la misma forma que la espirometría, la PBD y la prueba de FeNO, como se describe más arriba. Si no hay otra prueba disponible, podría ser una medición útil. También puede ser una forma eficaz de examinar qué causa el asma en una persona. Al registrar las mediciones durante un periodo de tiempo, es posible analizar cuándo son peores los síntomas y qué los causó. Por ejemplo, si el asma de un paciente está ligada a su lugar de trabajo.

Una prueba de provocación bronquial consiste en irritar las vías respiratorias para causar obstrucción y reducir la frecuencia respiratoria del paciente. Esto permite al médico examinar cómo se contraen las vías respiratorias del paciente en respuesta a una sustancia particular o al ejercicio. También le permite comprobar si los síntomas de asma del paciente pueden reproducirse durante la provocación y cómo pueden mejorar con un medicamento para el asma.

La prueba consiste en respirar una sustancia en particular (conocida como prueba de provocación bronquial directa) o practicar ejercicio (conocida como prueba de provocación bronquial indirecta).

Las personas con asma experimentarán inflamación de las vías respiratorias mucho antes que una persona con unos pulmones sanos. Esta prueba se realiza en condiciones muy controladas. Siempre hay un especialista en asma disponible para supervisar y tratar cualquier síntoma. Después de la prueba, se administra un medicamento de alivio para volver a abrir las vías respiratorias.

Estas pruebas se realizan en un hospital o en centros especializados, pero no están disponibles en todas partes. Estas pruebas podrían utilizarse como una opción para diagnosticar el asma si la espirometría y la PBD no pueden confirmarla o descartarla. Algunas personas encuentran incómodas estas pruebas y solamente deben llevarse a cabo después de hablar sobre ellas con un profesional sanitario.

Los análisis de sangre, que consisten en extraer una pequeña muestra de sangre del brazo o la mano, pueden ayudar a comprender los síntomas de asma de un paciente. Los análisis de sangre pueden ayudar a detectar señales de inflamación y alergia en el cuerpo. Se utilizan habitualmente para averiguar si un paciente es alérgico a un alérgeno en particular, como los ácaros del polvo de las casas o el polen.

No deben utilizarse para diagnosticar el asma. En cambio, estas pruebas pueden ser útiles para gestionar el asma y averiguar qué causa los síntomas de una paciente, una vez se ha dado un diagnóstico.